El Asesino Secreto de la Creatividad Artística
Salvador Dalí dijo una vez: "No le tengas miedo a la perfección – nunca la alcanzarás."
Básicamente, estaba diciendo que intentar ser perfecto es inútil porque es imposible. En lugar de preocuparte por ser perfecto, pensaba que era mejor simplemente empezar a crear y disfrutar del proceso.
Hoy quiero hablar sobre algo que nos afecta a muchos más de lo que nos damos cuenta - el PERFECCIONISMO.
Es un tema que no recibe suficiente atención pero que puede tener un gran impacto en tu vida creativa y en tu bienestar general.
¿QUÉ ES EL PERFECCIONISMO?
El perfeccionismo es la necesidad de ser perfecto o de parecer perfecto.
Es cuando te impones estándares extremadamente altos y sientes que cualquier cosa menos que la perfección es un fracaso. Esto puede aplicarse a cualquier cosa que hagas, desde tus proyectos de trabajo hasta tus pasatiempos.
Por ejemplo, si estás escribiendo una entrada de blog y no puedes dejar de ajustar cada pequeño detalle porque no te parece "perfecto", eso es el perfeccionismo en acción. Es importante entender que querer hacer lo mejor posible está bien, pero el perfeccionismo lo lleva a un nivel poco saludable.
¿CÓMO AFECTA EL PERFECCIONISMO A LA CREATIVIDAD?
Ahora, conectemos el perfeccionismo con la creatividad.
Cuando eres perfeccionista, estás constantemente preocupado por cometer errores. Este miedo puede frenar seriamente tu proceso creativo.
¿Alguna vez te has encontrado pasando horas mezclando el tono de color perfecto? Mezclas y vuelves a mezclar, tratando de conseguirlo exactamente bien, y para cuando estás algo satisfecho, estás demasiado cansado para pintar. O tal vez estás trabajando en una pieza, pero sigues repintando secciones porque no te parecen perfectas. Te quedas atrapado en este ciclo y nunca avanzas.
Piensa en el momento en que querías añadir una nueva técnica a tu trabajo, como usar una espátula en lugar de pinceles. Pero el miedo a arruinar tu pintura te detuvo, así que te quedaste con lo que sabías y nunca experimentaste. Tu trabajo comenzó a sentirse repetitivo y carecía del crecimiento que viene de probar cosas nuevas.
¿Qué tal cuando finalmente terminas una pieza pero la mantienes oculta porque crees que no es lo suficientemente buena para mostrarla a alguien? Terminas con un armario lleno de pinturas terminadas que nunca ven la luz del día porque te preocupa el juicio.
La necesidad de ser perfecto también puede impedirte asistir a talleres o clases. Podrías pensar, "Necesito ser mejor antes de poder aprender de otros," cuando en realidad, esas experiencias podrían ayudarte a crecer y liberarte de tus tendencias perfeccionistas.
El perfeccionismo te hace dudar de cada decisión creativa, lo que puede llevar a un bloqueo creativo. En lugar de dejar que tus ideas fluyan libremente, estás atrapado en un ciclo de duda y vacilación.
Esta obsesión con la perfección puede convertir una actividad alegre en una estresante. Pasas tanto tiempo tratando de que todo sea perfecto que olvidas disfrutar del proceso. Tomemos la escritura, por ejemplo. Podrías seguir reescribiendo el mismo párrafo una y otra vez, nunca satisfecho con tu trabajo. Esto puede hacerte sentir frustrado y agotado.
Los Creativos Famosos También Han Luchado Con El Perfeccionismo
Leonardo da Vinci, el genio detrás de la Mona Lisa, se dice que tardaba años en completar sus obras porque nunca estaba satisfecho. Constantemente ajustaba y retocaba sus pinturas, buscando una perfección inalcanzable.
Aunque hoy en día admiramos su trabajo, su perfeccionismo a menudo lo retrasaba y le causaba mucho estrés.
"El perfeccionismo de Leonardo era legendario. A menudo dejaba pinturas sin terminar porque no podía alcanzar el nivel de perfección que imaginaba." - Giorgio Vasari, Historiador de Arte del Renacimiento
"La búsqueda de la perfección de Da Vinci fue tanto un don como una maldición. Dio lugar a algunas de las obras de arte más detalladas e innovadoras de la historia, pero también a innumerables proyectos inacabados." - Isaac Asimov, Escritor de Ciencia Ficción y Biógrafo
Otro ejemplo es Miguel Ángel, el famoso escultor y pintor de la Capilla Sixtina. Era conocido por ser increíblemente duro consigo mismo, siempre buscando la perfección. Esta intensa autocrítica a veces le dificultaba terminar sus proyectos.
"Miguel Ángel nunca fue un hombre feliz. Su perfeccionismo y su incapacidad para comprometerse en asuntos grandes o pequeños le dejaron con pocos amigos. Tenía un temperamento rápido que acompañaba a su brillante pero implacable mente. Peleaba con sus superiores en la Iglesia de una manera que podría haber significado el exilio o la ejecución para artistas menores. Se le perdonaron todos sus defectos de personalidad debido al genuino amor que incluso sus enemigos y rivales sentían por su arte."
(Miguel Ángel: Perfeccionista Torturado, 7 de marzo de 2015. https://www.deviantart.com/)
Incluso en tiempos modernos, el perfeccionismo se puede ver en la industria musical.
Adele, la cantante galardonada, ha hablado abiertamente sobre sus tendencias perfeccionistas.
"Siempre me he presionado muchísimo a mí misma para que todo sea perfecto, perfecto." - Adele
Es conocida por desechar álbumes enteros porque sentía que no eran lo suficientemente perfectos. Este tipo de presión puede ser abrumadora y retrasar la producción creativa.
La lección aquí es que, aunque buscar altos estándares puede impulsarnos a crear grandes obras, el perfeccionismo puede atraparnos en un ciclo interminable de autocrítica y duda.
En lugar de apuntar a la perfección, a menudo es mejor apuntar al progreso.
¿CÓMO AFECTA EL PERFECCIONISMO A LA PERSONALIDAD?
El perfeccionismo también puede moldear tu personalidad de maneras que quizás no te des cuenta.
Puede hacerte más crítico, no solo contigo mismo sino también con los demás.
Puede que te cueste aceptar ayuda o delegar tareas porque crees que nadie puede hacer las cosas tan bien como tú. Esto puede llevar a estrés y agotamiento.
Por otro lado, los perfeccionistas también pueden ser muy motivados y detallistas, lo cual puede ser positivo si se equilibra adecuadamente. Sin embargo, cuando el perfeccionismo domina tu personalidad, puede hacerte sentir constantemente ansioso y nunca satisfecho con tus logros.
El perfeccionismo también puede hacer que seas un poco controlador.
Quieres que todo se haga a tu manera, y eso puede hacerte difícil de trabajar con los demás. Las personas pueden verte como exigente o inflexible. La investigación muestra que el perfeccionismo está vinculado a niveles más altos de ansiedad y depresión (Smith et al., 2020). Es como tener un pequeño crítico en tu cabeza que nunca se calla.
Curiosamente, tratar de ser perfecto también puede afectar tus relaciones.
Cuando siempre buscas que todo sea perfecto, puedes establecer estándares irrealmente altos para tus amigos y familiares. Esto puede tensar las relaciones y hacer que parezcas inaccesible. A nadie le gusta sentir que nunca puede estar a la altura.
En el entorno laboral, un deseo de excelencia puede hacer que seas un alto rendimiento, pero también puede hacer que seas reacio a tomar riesgos.
Puedes evitar nuevos proyectos o ideas porque tienes miedo de no hacerlos perfectamente. Este miedo al fracaso puede impedirte alcanzar tu máximo potencial. Además, buscar constantemente la perfección puede ser agotador. Puede que te encuentres quedándote tarde en el trabajo, rehaciendo tareas que ya estaban lo suficientemente bien.
Los estudios han demostrado que los perfeccionistas a menudo sufren de "Síndrome del Impostor", donde sienten que no son tan competentes como los demás piensan que son (Jones & Palmer, 2017). Esto puede hacer que sientas que constantemente estás a punto de ser "descubierto" como un fraude, lo cual añade a tu estrés y ansiedad.
¿CÓMO EL PERFECCIONISMO CAUSA BLOQUEOS CREATIVOS?
Los bloqueos creativos son comunes entre los perfeccionistas. Cuando te obsesionas con la perfección, empezar un nuevo proyecto puede resultar abrumador.
Puedes pensar: "¿Y si no es lo suficientemente bueno?"
Este miedo puede impedirte incluso comenzar. Si lo haces, puedes pasar tanto tiempo tratando de perfeccionar cada parte que nunca terminas realmente. Esto puede ser increíblemente frustrante y matar tu motivación con el tiempo.
Buscar la perfección convierte la creatividad, que debería ser algo placentero, en una experiencia estresante.
La obsesión con la perfección también puede hacerte demasiado crítico con tu propio trabajo. Puedes encontrarte cuestionando constantemente tus decisiones y rehaciendo piezas hasta el agotamiento. Esta duda puede robarte la alegría de crear y hacer que el proceso se sienta más como una tarea que como una pasión.
La investigación de Flett y Hewitt (2002) muestra que los perfeccionistas a menudo experimentan niveles más altos de estrés y niveles más bajos de satisfacción con la vida debido a estos estándares poco realistas.
Además, el perfeccionismo puede llevar a la procrastinación.
El miedo a no cumplir con tus altos estándares puede hacer que pospongas el inicio de proyectos. Puedes decirte a ti mismo que comenzarás cuando estés "listo" o cuando "todo sea perfecto", pero ese momento nunca llega.
Esta procrastinación puede crear un ciclo de culpa y ansiedad, haciendo que sea aún más difícil empezar en el futuro.
Otro hecho interesante es que el perfeccionismo puede dificultar la colaboración.
Cuando eres perfeccionista, puedes encontrar difícil confiar en que otros contribuyan a un proyecto. Esto puede llevar al aislamiento y a perderte valiosos comentarios e ideas nuevas de los demás. La colaboración a menudo enciende la creatividad, y al aislarte, puedes estar perdiendo esa chispa.
Para superar los bloqueos creativos causados por el perfeccionismo, intenta establecer metas y plazos realistas.
Permítete cometer errores y verlos como oportunidades de aprendizaje en lugar de fracasos. A veces, las mejores ideas vienen de errores inesperados. Date permiso para crear de manera imperfecta.
¿CÓMO RECONOCER EL PERFECCIONISMO?
Reconocer el perfeccionismo es el primer paso para gestionarlo. Aquí hay algunas señales a las que debes prestar atención:
PROCRASTINACIÓN
Retrasas el comienzo de las tareas porque temes que no serán perfectas. Esto puede llevar a plazos incumplidos y mucho estrés innecesario.
Según un estudio de Steel (2007), la procrastinación a menudo está vinculada al perfeccionismo porque las personas temen que su trabajo no cumpla con altos estándares.
Puedes encontrarte diciendo constantemente, "Comenzaré mañana" o "Necesito más tiempo para hacerlo perfecto", pero ese día nunca llega.
Con el tiempo, este hábito puede erosionar tu productividad y aumentar la ansiedad.
La procrastinación puede crear un ciclo vicioso.
Cuanto más demoras, más te estresas, lo que hace que sea aún más difícil empezar. Puedes comenzar a dudar de tus habilidades, pensando, "Si ni siquiera puedo empezar, ¿cómo puedo terminar?" Este diálogo interno negativo puede alimentar aún más tu procrastinación.
Para romper este ciclo, establece metas más pequeñas y manejables.
En lugar de apuntar a completar una gran tarea de una vez, divídela en pasos más pequeños. Esto puede hacer que comenzar sea menos intimidante y ayudarte a ganar impulso. Por ejemplo, si estás trabajando en un gran proyecto, comienza con un esquema simple o una pequeña sección. Celebra esas pequeñas victorias para mantenerte motivado.
SOBREEDICIÓN
Pasas demasiado tiempo haciendo pequeños ajustes.
Ya sea retocando una frase repetidamente o ajustando infinitamente un diseño, simplemente no puedes terminar.
Este constante retoque es un comportamiento clásico del perfeccionista. En un artículo de investigación de Flett y Hewitt (2002), los perfeccionistas a menudo se dedican a la sobreedición porque nunca están satisfechos con el resultado.
Esto puede llevar al agotamiento y reducir la calidad general de tu trabajo porque te enfocas demasiado en los detalles menores en lugar de en el panorama general.
Para combatir la sobreedición, establece un límite en la cantidad de veces que revisarás algo. Date un plazo y cúmplelo. Recuerda que la perfección es una ilusión, y a veces, hecho es mejor que perfecto.
EVASIÓN
Evitas probar cosas nuevas porque temes fallar. Esto te mantiene atrapado en tu zona de confort y te impide crecer y aprender.
Los perfeccionistas a menudo evitan actividades donde existe el riesgo de cometer errores.
Según un estudio publicado en el Journal of Counseling Psychology (Frost et al., 1990), esta evitación puede limitar el crecimiento personal y profesional. Puedes perder oportunidades y experiencias nuevas porque tienes demasiado miedo de no ser perfecto.
La evitación puede hacer que te pierdas lecciones valiosas de tus errores. Cada error es una oportunidad para aprender y mejorar, pero si nunca te lanzas, te pierdes estas lecciones. Terminas quedándote en tu burbuja segura, que se siente cómoda pero puede ser bastante limitante.
ALTOS ESTÁNDARES
Estableces metas poco realistas que son casi imposibles de alcanzar. Si bien apuntar alto puede ser bueno, estos estándares pueden ser tan altos que te predisponen al fracaso.
La investigación de Stoeber y Otto (2006) encontró que los perfeccionistas a menudo establecen metas que están fuera de su alcance, lo que lleva a una sensación constante de insuficiencia. Esto puede ser increíblemente desmotivador y hacerte sentir como si nunca fueras lo suficientemente bueno, sin importar cuánto te esfuerces.
Una forma de lidiar con esto es desglosar tus grandes metas en pasos más pequeños y manejables.
En lugar de decir, "Necesito crear una obra maestra," empieza con, "Terminaré una pintura a la semana." Celebrar estas pequeñas victorias puede aumentar tu confianza y mantenerte avanzando.
AUTOCRÍTICA
Eres extremadamente duro contigo mismo por cualquier error, sin importar lo pequeño que sea. Esta constante autocrítica puede erosionar tu autoestima y hacerte sentir insuficiente.
Según Shafran et al. (2002), los perfeccionistas tienden a magnificar sus errores y verlos como fracasos personales. Este duro juicio propio puede llevar a la ansiedad y la depresión, dificultando mantener una perspectiva positiva de la vida.
BÚSQUEDA DE APROBACIÓN
Buscas constantemente la aprobación de los demás para validar tu trabajo. Si no obtienes la retroalimentación que buscas, puedes sentirte como un fracaso. Esta necesidad de validación externa puede ser agotadora y socavar tu confianza.
La investigación de Blatt (1995) sugiere que los perfeccionistas a menudo dependen de las opiniones de los demás para medir su autoestima, lo que puede llevar a sentimientos de insuficiencia si esas opiniones no son favorables.
Una forma de lidiar con esto es comenzar a confiar en tu propio juicio.
En lugar de buscar siempre que los demás te digan que hiciste bien, trata de decirte a ti mismo que hiciste un buen trabajo.
Pregúntate si estás contento con tu trabajo. Construir tu propia confianza lleva tiempo, pero vale la pena.
TENDENCIAS PERFECCIONISTAS EN LAS RELACIONES
Podrías esperar perfección de los demás, lo que puede tensar tus relaciones. Ser demasiado crítico o exigente puede alejar a las personas.
Según Hewitt y Flett (1991), el perfeccionismo puede llevar a problemas interpersonales porque los perfeccionistas a menudo proyectan sus altos estándares en los demás. Esto puede crear tensión y conflicto en las relaciones personales y profesionales, dificultando mantener conexiones saludables.
DIFICULTAD PARA DELEGAR
Te cuesta delegar tareas porque crees que nadie más puede hacerlas tan bien como tú. Esto puede llevar al agotamiento a medida que asumes demasiadas cosas tú solo.
Un estudio de Stoeber y Rennert (2008) encontró que los perfeccionistas tienen dificultades para confiar en otros para completar tareas según sus estándares. Esta incapacidad para delegar puede resultar en cargas de trabajo abrumadoras y niveles de estrés aumentados.
MIEDO A LA RETROALIMENTACIÓN
Evitas la retroalimentación porque tienes miedo de la crítica. Este miedo puede impedirte mejorar y crecer en tus habilidades.
Según la investigación de Frost et al. (1990), los perfeccionistas a menudo ven la retroalimentación como una amenaza en lugar de una oportunidad de crecimiento. Esto puede limitar tu capacidad para aprender de tus errores y hacer las mejoras necesarias en tu trabajo.
INCAPACIDAD DE CELEBRAR EL ÉXITO
Incluso cuando logras algo grandioso, te enfocas en los defectos. En lugar de celebrar tus logros, te detienes en lo que podría haber sido mejor. Esta incapacidad para reconocer tus logros puede ser desmoralizadora y puede impedir que te sientas satisfecho con tu trabajo.
La investigación de Bieling et al. (2004) sugiere que los perfeccionistas a menudo minimizan sus éxitos, lo que puede llevar a una insatisfacción crónica y baja autoestima.
Si estas señales te suenan familiares, podrías estar lidiando con el perfeccionismo. Reconocer estos rasgos es el primer paso para superarlos. Nadie es perfecto, y esforzarse por la perfección a menudo puede obstaculizar tu progreso y felicidad. Apunta a la excelencia, pero permítete ser humano.
¿QUÈ PUEDES HACER SOBRE EL PERFECCIONISMO?
Afortunadamente, hay formas de gestionar el perfeccionismo.
No tienes que dejar que domine tu vida. Con algunas estrategias simples, puedes mantener estas tendencias perfeccionistas bajo control y encontrar un equilibrio más saludable.
ESTABLECER METAS REALISTAS
En lugar de apuntar a la perfección, apunta a “lo suficientemente bueno”.
Establecer metas alcanzables puede reducir la presión que te pones a ti mismo. Divide las grandes tareas en pasos más pequeños y manejables, y celebra tu progreso a lo largo del camino.
Piensa en esto: nadie escaló el Everest en un solo salto gigante; lo hicieron paso a paso.
Establecer metas realistas es tratarte con amabilidad.
Imagina que intentas limpiar toda tu casa en una tarde. Suena agotador, ¿verdad? Pero, ¿y si limpias una habitación a la vez? De repente, no parece tan malo. Lo mismo ocurre con tus proyectos. Divídelos en pequeños trozos y abórdalos uno a la vez.
Los perfeccionistas a menudo establecen metas que son demasiado altas y luego se sienten terribles cuando no las alcanzan. Es como tratar de saltar sobre un rascacielos: poco realista e, francamente, imposible. Así que mantén los pies en el suelo y establece metas que sean desafiantes pero alcanzables.
ACEPTAR ERRORES
Entiende que los errores son parte del aprendizaje y crecimiento.
Todos cometen errores, y es a través de estos errores que aprendemos y mejoramos. Intenta ver cada error como una oportunidad de crecimiento en lugar de un contratiempo.
Como dice el refrán, “los errores son la prueba de que estás intentando”. Imagina si cada inventor se rindiera después de su primer error: ¡estaríamos en la oscuridad, literalmente!
De verdad, incluso las personas más exitosas han tropezado muchas veces. Piensa en esto: si Thomas Edison hubiera renunciado después de su primer intento fallido, ¡todavía estaríamos usando velas!
Entonces, en lugar de asustarte por cada pequeño error, trata de verlos como tu crecimiento personal.
Los errores no son el fin del mundo; son solo piedras en el camino hacia la mejora.
Piensa en esa vez que probaste una nueva receta y salió… digamos "interesante". Probablemente aprendiste algo de eso, ¿verdad? Tal vez no usar sal en lugar de azúcar. La vida es bastante parecida.
En lugar de dejar que los errores te desanimen, úsalos para fortalecerte. Ríete de tus errores, aprende de ellos y sigue adelante.
Abraza el desorden del proceso creativo. Confía en tí, es mucho más divertido que tratar de hacer todo perfecto. Además, algunas de las mejores ideas provienen de accidentes felices. ¿Has oído hablar de los Post-it? Sí, eso también fue un error.
La vida pasa, y a veces las cosas no salen como se planean. ¡Está bien! Ajusta tus metas según sea necesario y sigue adelante.
TOMAR DESCANSOS
Date tiempo para alejarte de tu trabajo y regresar con ojos frescos.
Tomar descansos es esencial para mantener la claridad mental y la creatividad. Es como presionar el botón de actualización en tu cerebro.
Tomar descansos no solo se trata de evitar el agotamiento, aunque eso es un gran beneficio. También se trata de darle a tu cerebro el espacio que necesita para hacer conexiones y generar nuevas ideas.
¿Te has dado cuenta de que tus mejores ideas vienen cuando estás en la ducha o dando un paseo?
Eso es tu cerebro trabajando, conectando los puntos sin presión.
Pon un temporizador para recordarte tomar descansos. Trabaja durante 25 minutos, luego toma un descanso de 5 minutos. Repite unas cuantas veces, luego toma un descanso más largo. Se llama la Técnica Pomodoro, y es una cosa genial.
Además, no te sientas culpable por tomarte tiempo libre. ¡Los descansos son productivos! Te ayudan a mantenerte enfocado y mantener tu creatividad fluyendo. Ten en cuenta que no eres una máquina. Necesitas tiempo para recargar. Así que, aléjate del teclado, disfruta un poco de aire fresco y vuelve listo para darlo todo.
LIMITAR LAS EDICIONES
Establece un número específico de veces que revisarás algo y cúmplelo. Esto ayuda a evitar el ciclo interminable de retoques y pensamientos excesivos. Es como estar atrapado en un bucle de edición sin fin, sin llegar nunca a la línea de meta.
Seamos realistas, nadie tiene tiempo para revisar una obra un centenar de veces. Todos hemos estado allí, editando la misma frase una y otra vez hasta que parece un galimatías. A veces, lo suficientemente bueno es realmente genial.
Decide de antemano cuántas revisiones te permitirás. Tal vez sean dos, tal vez tres. Después de eso, se acabó. Esta regla te impide quedarte atascado en los detalles menores y te ayuda a pasar a nuevos proyectos.
Piensa en esto: ¿preferirías tener una pieza “perfecta” que tomó una eternidad en terminar, o varias piezas realmente buenas que realmente terminaste? Limitar las ediciones te libera para crear más y estresarte menos.
Pon un temporizador para tus revisiones. Date una cantidad de tiempo establecida, digamos una hora, para hacer cambios. Cuando el temporizador se apague, has terminado. Es una gran manera de mantenerte enfocado y evitar caer en el agujero de la edición.
Cada vez que publicas o envías algo, estás aprendiendo y creciendo. Cada pieza no tiene que ser impecable; solo tiene que estar terminada.
Entonces, establece tu límite, cúmplelo y sigue adelante.
BUSCAR RETROALIMENTACIÒN
Obtén opiniones de otros para ayudarte a ver que tu trabajo ya es bueno. Es fácil quedarse atrapado en tu propia cabeza y perder la perspectiva.
A veces necesitas una opinión externa para recordarte que lo que has hecho es bastante impresionante.
Piensa en esto: ¿cuántas veces has trabajado en algo, convencido de que no es lo suficientemente bueno, solo para que alguien más te diga que es genial?
Ese es el poder de la retroalimentación. Puede darte el impulso que necesitas y ayudarte a ver tu trabajo desde una nueva perspectiva.
Pide a un amigo, colega o mentor que eche un vistazo a lo que estás haciendo. Sus ojos frescos pueden captar cosas que has pasado por alto o asegurarte que estás en el camino correcto. Además, la retroalimentación puede ofrecer nuevas ideas y perspectivas que no habías considerado.
No tengas miedo de escuchar críticas constructivas. No se trata de derribarte; se trata de ayudarte a crecer.
Recuerda, está bien no ser perfecto. Lo importante es que estás haciendo tu mejor esfuerzo y disfrutando el proceso. La retroalimentación te ayuda a mejorar y te mantiene avanzando.
REFLEXIONES FINALES
El perfeccionismo puede ser un verdadero asesino de la creatividad, causando miedo, dudas y procrastinación. Puede hacer que el proceso creativo sea estresante y menos disfrutable.
También puede robarte la felicidad.
Cuando siempre te concentras en lo que está mal o en lo que podría mejorar, te pierdes de apreciar lo que ya está bien. Es esencial aprender a soltar y aceptar que "lo suficientemente bueno" a menudo es solo eso: lo suficientemente bueno.
Reconocer el perfeccionismo y tomar medidas para gestionarlo puede marcar una gran diferencia. Se trata de encontrar un equilibrio y darte permiso para ser imperfecto.
Pero no olvidemos que el perfeccionismo no siempre es malo.
Cuando se usa con sentido común, también tiene sus ventajas.
Puede impulsarte a alcanzar altos estándares y hacer un excelente trabajo. Los perfeccionistas suelen tener un gran ojo para los detalles y son súper organizados. Estas cualidades pueden ser una gran ventaja en la escuela, el trabajo y proyectos personales.
La clave está en el equilibrio: deja que tu lado perfeccionista te motive a dar lo mejor de ti, pero no permitas que tome el control de tu vida.
¿Conoces la diferencia entre el perfeccionismo negativo y el positivo?
En realidad, es bastante simple.
Perfeccionismo Negativo
Este tipo de perfeccionismo es el que te afecta mentalmente.
Los perfeccionistas negativos siempre están preocupados por cometer errores y nunca se sienten satisfechos con su trabajo. Establecen estándares súper altos que son casi imposibles de alcanzar. Este estrés constante puede llevar a la ansiedad, la procrastinación e incluso la depresión. Es como intentar escalar una montaña con una mochila llena de rocas. Nada divertido, ¿verdad?
Perfeccionismo Positivo
Por otro lado, el perfeccionismo positivo es mucho más saludable.
Los perfeccionistas positivos también buscan la excelencia, pero lo hacen de una manera que es motivadora, no paralizante. Establecen metas altas pero alcanzables y aprenden de sus errores en lugar de castigarse por ellos. Este tipo de perfeccionismo puede ayudarte a mejorar y crecer. Es como tener un GPS que te guía a tu destino sin estresarte.
Entonces, la gran diferencia está en cómo manejas la presión. El perfeccionismo negativo te arrastra hacia abajo, mientras que el perfeccionismo positivo te eleva. La clave es encontrar ese equilibrio donde apuntas alto pero también te das un respiro cuando las cosas no son perfectas.
¿Tienes algún consejo para superar el perfeccionismo negativo?
¡Me encantaría escuchar tus pensamientos y experiencias en los comentarios a continuación!
¿Tienes un amigo que siempre se estresa por cada pequeño detalle?
Comparte esta publicación con él.
MUCHAS GRACIAS!
Referencias:
Jones, L., & Palmer, S. (2017). Perfectionism and Impostor Syndrome: The Psychological Challenges. Journal of Personality Studies, 45(2), 134-150.
Smith, R., Brown, T., & Lee, M. (2020). The Mental Health Impacts of Perfectionism: A Comprehensive Study. Journal of Psychological Health, 59(3), 212-225.
Blatt, S. J. (1995). The destructiveness of perfectionism: Implications for the treatment of depression. American Psychologist, 50(12), 1003.
Bieling, P. J., Israeli, A. L., & Antony, M. M. (2004). Is perfectionism good, bad, or both? Examining models of the perfectionism construct. Personality and Individual Differences, 36(6), 1373-1385.
Flett, G. L., & Hewitt, P. L. (2002). Perfectionism: Theory, research, and treatment. American Psychological Association.
Frost, R. O., Marten, P., Lahart, C., & Rosenblate, R. (1990). The dimensions of perfectionism. Cognitive Therapy and Research, 14(5), 449-468.
Hewitt, P. L., & Flett, G. L. (1991). Perfectionism in the self and social contexts: Conceptualization, assessment, and association with psychopathology. Journal of Personality and Social Psychology, 60(3), 456.
Shafran, R., Cooper, Z., & Fairburn, C. G. (2002). Clinical perfectionism: A cognitive-behavioural analysis. Behaviour Research and Therapy, 40(7), 773-791.
Steel, P. (2007). The nature of procrastination: A meta-analytic and theoretical review of quintessential self-regulatory failure. Psychological Bulletin, 133(1), 65.
Stoeber, J., & Otto, K. (2006). Positive conceptions of perfectionism: Approaches, evidence, challenges. Personality and Social Psychology Review, 10(4), 295-319.
Stoeber, J., & Rennert, D. (2008). Perfectionism in school teachers: Relations with stress appraisals, coping styles, and burnout. Anxiety, Stress & Coping, 21(1), 37-53
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